A tientas...

Hola de nuevo!

¿Sabéis qué se siente cuando todo tu mundo se desmorona poco a poco y tú no puedes hacer nada? Yo sí y no os lo deseo a nadie...

No me queda nada. Bueno, miento, sólo mi gata y mi música. En este caso, música significa Vega. Estas últimas semanas no he escuchado otra cosa, estoy muy enganchada. Su música es como una droga reconfortante para mi. Quizás mañana o algún día de estos haga una entrada sobre ella...

Desde pequeña, desde los 7 años más o menos (no exagero), soñaba con ser abogada. Me esforzaba día a día para poder estudiar en una buena universidad y ser una gran abogada. Sólo me preocupaba eso, el futuro, mi futuro... Pobre ingenua de mí! Ahora, que he llegado a la universidad y estoy estudiando Derecho (como siempre había querido), todo debería haber cobrado sentido, ¿no? Pues no. No puedo estar más perdida que nunca. Si os digo que no he pensado en dejarlo todos los días, os estaría mintiendo. Cada día pienso qué pasaría si lo dejo todo y me largo de aquí pero soy incapaz de hacerlo sólo por el mero hecho de que defraudaría a mi madre y eso jamás! Además, lo pienso y no encajo en alguna otra cosa...

Muchas veces he pensado que quizás era mejor haber sido tonta y que nadie esperase nada de ti. Que alguien confíe en ti y ponga sus expectativas en ti es una gran peso y si hay algo que no me gusta es defraudar a las personas que me importan. Siempre me lamento de pensar tanto en los demás y tan poco en mí...

Os dejo por hoy! No quiero daros más el coñazo...

Vuelo 547